Despotricando (o no) de lo nuevo - 2011

La mayoría de bandas sin contrato nunca tienen el fallo de poner a la industria musical en su contra, pero…ya sabéis lo que ocurre con Clap Your Hands Say Yeah. El entusiasmo alrededor de su debut homónimo de 2005 y su DIY (“Do It Yourself”, hazlo tú mismo) estaba claramente garantizado, pero dos años después, los blogs seguían escudriñando las bandas primerizas, las bandas seguían queriendo firmar contratos, y la enormemente irregular continuación de CYHSY Some Loud Thunder reconoció como mínimo su repentino contragolpe violento como un hecho. Era un disco alternativamente torpe y gratificante, pero por lo menos, un espectáculo alentador de sentido común artístico en vista de sus compañeros de burbuja hype como Sound Team, Birdmonster y Voxtrot esencialmente dando media vuelta hasta encontrar una pizca de escrutinio real. Aun así, después de cinco años, el hiato autoimpuesto que ha sido descrito como una misión para encontrar hechos de su verdadera identidad, Hysterical deja generosamente a Clap Your Hands Say Yeah como lo primero en que sus detractores erraron al calificarles hace mucho tiempo: una banda cuya historia es lo más interesante sobre ellos.

La verdad sea dicha, Hysterical se siente autoconsciente desde el momento en que le das al play. En ese graznido aviar suyo, Alec Ousnworth cacarea, “cometeremos los mismos fallos”, y es complicado no verlo como un guiño irónico, puesto que hacen exactamente lo opuesto: al contrario que sus dos álbumes previos, el comienzo de Hysterical no alardea de un intento táctico de producción abrasiva para provocar un remordimiento instantáneo del comprador. De hecho, “Same Mistake” suena en realidad fantástica y enfatiza los elementos de su astuto reflejo de himno—los golpes vocales amplios de Ounsworth, un ritmo enérgico que salpica, charles de 16 notas y rasgueos insistentes de guitarra, todo cubierto de un baño de cuerdas sintetizadas que calma como el aftershave. Es instantáneamente agradable, y puede también con la misma facilidad estar desafinado completamente, y hay otras once de ese tipo aquí.

Tan difícil como es imaginar que nada que incluya a un vocalista de timbre desgarrador pueda ser considerado música de ascensor, Hysterical is casi hipnótica en esa certera consistencia. Contratas a John Congleton como productor, y tienes garantizado como mínimo sonar genial, pero comparado con algunos de sus reconocidos encargos (St. Vincent, Bill Callahan, Shearwater), CYHSY trabajan dentro de un rango más estrecho de dinámicas, tono, tempo e instrumentación—suenan como una versión cara de sí mismos, revelando cuánto encanto destartalado influyó en su debut, y que incluso los experimentos más discordantes de Some Loud Thunder eran para su propio bien. Si tienes un Jones (nota: como si fuera un galardón o título) no-necesario-para-clasificación en indie rock de la promoción de 2005 te puede valer con la canción que da título al disco, “Idiot”, y “Yesterday, Never”, que atrapan bruscamente en doble tempo, los acordes se resuelven de la forma predecible más de moda, y las melodías de Ounsworth avanzan a zancadas a través de patrones familiares. Aun así, es complicado decir si impresionan por méritos propios o si obtienen una especie de efecto de aureola debido a su complicada proximidad con “The Skin of My Yellow Country Teeth”.

Así que solo te queda captar arreglos: los de viento en “Maniac” que liberan el ritmo propio de una camisa de fuerza de Hysterical y ponen atención al fetiche de Nueva Orleans de Ounsworth de Mo Beauty, las cuerdas húmedas de Mellotron y la melodía desconcertante de la solitaria “In a Motel”, la retorcida guitarra que hace de sacacorchos hacia la mitad de “Into Your Alien Arms”. Pero si cortas Hysterical, ¿qué sangra? Como mínimo, pensarías que “Ketamine and Ecstasy” (Ketamina y Extasis) o “Misspent Youth” (Juventud Perdida) ofrecerían algún tipo de perspicacia basada solo en los títulos y, a juzgar por una burla hacia una cita de Eurythmics o un verso suelto sobre “cambiar sexo por drogas”, tal vez lo conseguirían. Pero las palabras por sí solas rara vez hacen perdurar el efecto, y en su lugar quedan embadurnadas por el melismático aceitoso de Ounsworth y su dicción distendida. (nota: el estilo melismático utiliza un gran número de notas para una sílaba)

A ver, incluso aquellos que quedaron prendados de “In This Home on Ice” o “Is This Love?” no quedarían muy sorprendidos por cómo tornarían las cosas en 2011—Clap Your Hands Say Yeah pueden tener un eje polémico alrededor suyo, pero más allá del indie rock puro, no son los tipos que confundirías por alborotadores. La decepción está en cómo suena, como si los años de descanso les hubieran escarmentado innecesariamente a pasar por encima del idiosincrásico filón que mostraron en Some Loud Thunder en lugar de abrazarlo, saliendo de la jungla sólo para acabar aplastados en medio de la carretera.